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El Colono, símbolo vivo del cooperativismo en Misiones

Actualizado: 6 jun 2022

Hablar de cooperativismo en la tierra colorada no es un detalle menor. En esta forma de asociaciones económicas y productivas todos los miembros resultan beneficiarios de su actividad según el trabajo que aportan.


La asociación de familias con intereses comunes hace más de 25 años, sentó las bases para que hoy más de 60 productores yerbateros de la zona de Campo Ramón accedan a distintos mercados a través de la Cooperativa Agropecuaria y de Consumo Limitada El Colono con un producto consolidado y con marca propia: yerba mate Grapia Milenaria.

Mientras la marca comercial refiere al ejemplar de Apuleia leiocarpa con más de 30 metros de altura y tres metros de diámetro del municipio agroecológico de Campo Ramón; el nombre de la cooperativa encierra numerosos contenidos simbólicos comunitarios propios de la tierra colorada.


Durante muchos años, un gran número de productores estuvieron excluidos del mercado pero, a través de un recambio generacional se animaron a generar un valor agregado a través del trabajo en equipo.


Carlos Biechetler, productor que actualmente preside la institución, relató que en los inicios de su gestión armaron “un lindo grupo de trabajo y empezamos a regularizar los balances, poner al día los papeles… En ese momento, había una modalidad de crédito para las cooperativas desde la provincia, que nos facilitó el proceso”. Por aquel entonces, para empezar a sacar la yerba, los productores asociados estilaban pagar los servicios en secaderos de la zona. Frente a ese contexto, el primer paso firme fue construir de a poco espacio apto para el secado, de 30 x 20 mts. para guardar yerba canchada.


”Fuimos armando de a poco un stock para ir envasando. Al comienzo secábamos en secaderos de la zona, tuvimos algunos problemas de calidad y a partir de ahí evaluamos la posibilidad de construir el propio secadero de yerba mate. Fue un desafío bastante complejo, porque es una obra de mucho valor, y nos costó muchísimo”. Para poder avanzar con la obra del secadero, cada socio aportó activamente para capitalizar la cooperativa a través de un aporte anual del 5% de su producción. Esos aportes, sumados a la ayuda del gobierno provincial y del Ministerio de Desarrollo Social de Nación, así como también de un proveedor industrial de Oberá, lograron concretar la obra.


El secadero de la cooperativa funciona con un sistema rotativo de secado, que permite estacionar correctamente la yerba durante un buen tiempo. La puesta en marcha de dicho sistema se relaciona mucho con el sistema tradicional de barbacuá e hizo posible ir aumentando la producción.


Sin ir más lejos, en 2020 El Colono logró estacionar 150 mil kilos de yerba que actualmente está transitando el proceso de molienda y envasado para la puesta a punto previa a la salida al mercado. “Lo importante es que vamos de a poquito armando un stock. Ahora nuevamente, la yerba que estamos elaborando, casi toda estamos estacionando”.


Forjado en base al aporte de los socios, el secadero genera 7 puestos de trabajo genuino en el municipio y recibe anualmente la producción de los socios y, ocasionalmente, de otros pequeños productores no asociados de la zona. “Muchas veces también solemos recibir yerba de otros pequeños productores de Campo Ramón, ya que estamos en un lugar estratégico y antes de llegar al asfalto los productores pueden entrar al secadero. Tratamos de darle una mano a esa gente.


Con mucho orgullo, Carlos compartió algunas anécdotas de otras épocas que fueron sentando las bases de la apertura al mercado nacional. Junto a otros socios, solían viajar todos los fines de semana desde Campo Ramón hasta el Mercado Central de Buenos Aires con autos particulares entre 4 o 5 productores, para dar a conocer la yerba en la feria. Y eso, paulatinamente fue dando sus frutos. En esos viajes al Mercado Central porteño, los productores conocieron a Podi, una mujer que a partir de una compra hizo conocer la yerba en las sierras y generó la apertura directa al mercado cordobés.


Actualmente, La Grapia Milenaria se comercializa a través de dos presentaciones en góndola, una en papel madera y otra en papel laminado. Respecto de los volúmenes de venta, son sostenidos a través de clientes permanentes tanto en el mercado provincial, como en el nacional. El producto misionero llega a Rosario, Santa Fe, Neuquén, Buenos Aires, Córdoba, y, por estos días, se organiza el ingreso a la provincia de Tierra del Fuego.


La materia prima de La Grapia Milenaria se obtiene como en los inicios: en concordancia con la naturaleza y de la mano de las familias productoras. Actualmente, la yerba se produce mediante el estacionamiento natural y el Sistema de Certificación Participativo.


Este sistema implica que son los mismos socios quienes controlan los procesos de producción para garantizar que el producto final sea de buena calidad. Nada mal para los tiempos que corren, en los que muchos procesos vuelcan la mirada sobre sí mismos, buscando cumplimentar cuestiones básicas de las condiciones laborales y los sistemas productivos.


Lejos de un modelo estático y permanente, la cooperativa continúa transitando constantemente diversos procesos de cambio, siempre con vistas a futuro. Proyectar un molino propio y la envasadora son los objetivos claros y urgentes. Con esto, se ahorrarán significativamente los costos y esfuerzos. “Para la época de cosecha tenés que tener los fondos para poder pagar, porque no todos los productores pueden esperar a que la yerba se venda. Gracias a que venimos trabajando a la Federación de Cooperativas Federal Ltda., formulamos un proyecto que recientemente fue aprobado y nos permitirá hacer una entrega para adquirir algunas máquinas para el molino”.


(Nota escrita por Florencia Goncalves para el portal Economis)

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